El trabajo en negro, un mal de esta época
Dr. M. Romeo.-
Cotidiana
y vulgarmente, se denomina “trabajo en negro”, al trabajo sin ninguna
registración y “trabajo en gris”, al que prestan trabajadores que sólo tienen
registrada una parte de la remuneración, o trabajan jornada completa y se les abona cómo jornada
reducida o bien se los registró con una fecha distinta a la de su ingreso.
Ambas
situaciones, se denominan técnicamente “trabajo no registrado o deficientemente
registrado”. En ambos casos, el empleador transgrede la ley a fin de no realizar
los aportes y contribuciones que le son impuestos por la ley.
Para
ajustarse a lo exigido por la ley, desde el primer día de trabajo, el empleador
debe registrar la relación laboral en sus libros laborales. Paralelamente, debe
también registrarla ante el S.U.R.L. (Sistema único de Registro Laboral) y debe
dar alta al trabajador ante la A.F.I.P. y la Obra Social que le
corresponda por la actividad.
Es
obligación de los empleadores, cumplir estos pasos desde el comienzo mismo de la relación laboral. Es muy
común, y vemos a diario en la atención de consultas, oír a trabajadores que
manifiestan que “me dijeron que me
corresponde estar en blanco después del tercer mes de trabajo”. Esto es
manifiestamente erróneo, y un accionar cotidiano de ciertos empleadores
inescrupulosos que se aprovechan de la necesidad y el desconocimiento de la
gente, y que aún así, se exponen a consecuencias perjudiciales hasta para ellos
mismos.
En las
últimas décadas, el trabajo no registrado se ha incrementado notablemente: a
comienzos de la década del 80 era del 18% de la masa activa de trabajadores,
llegando al 30% a comienzos de los 90 y alcanzando su pico máximo del 49,5% a
mediados del año 2003, como consecuencia de la crisis de 2001.
Según
un reciente informe del Indec, en el primer trimestre del año 2012, en el Gran
Buenos Aires, el 34,1% de los trabajadores no estaba registrado. Cifra que si
bien es muy alta, -suponemos debe ser superior en la realidad, toda vez que
desde hace unos 6 años, se sabe que los números de dicho Organismo son poco
confiables-, a la vez preocupa, dado que
desde hace 9 años el país viene creciendo a
tasas económicas aproximadas al 9% anual.
Tradicionalmente
los sectores más castigados por la informalidad laboral, siempre han sido, la
construcción, el servicio doméstico y el trabajo rural. En estas actividades,
el flagelo del empleo no registrado, produce sus mayores efectos. Asimismo, y
en la otra punta de la escala laboral, en la actualidad es cada vez mayor la
incidencia del empleo no registrado entre los profesionales liberales. Es cada
vez más frecuente, ver a abogados, contadores, médicos, psicólogos etc.,
trabajar en esas condiciones. A los que para burlar la situación de precariedad
laboral, se los hace pasar por monotributistas que prestan un servicio,
contratistas a plazo, asesores etc. entre otras figuras fraudulentas.
La
situación del trabajador no registrado, es de una total desprotección, ya que
no tiene cobertura de salud, ni protección frente a accidentes de trabajo,
no efectúa aportes para poder jubilarse, no puede percibir el seguro por
desempleo, carece del apoyo de su sindicato etc. Los empleadores que los tienen
en estas condiciones, no solo perjudican al trabajador con este “modus
operandi”, sino también al Estado –ya que evaden obligaciones tributarias- y a
otra Empresas, con las cuáles compiten de un modo desigual, toda vez que sus
costos son menores, que los de otra Empresa que si paga sus obligaciones cómo
corresponde.
En la
actualidad, existen varias leyes, que protegen al trabajador frente a este tipo
de situaciones y que le permiten reclamar la correspondiente registración y
regularización de la situación, bajo consecuencia de reclamar indemnizaciones y
multas en algunos casos muy numerosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por contactarnos, a la brevedad nos comunicaremos. Saludos cordiales